Mira a tu alrededor. ¿Cuántas personas realmente conocen sus talentos? ¿Cuántas los desarrollaron exitosamente? ¿Cuántas cultivaron una inteligencia emocional y social que les ayudara a superar desafíos a lo largo de su vida? Desgraciadamente, pocas. Y la respuesta se encuentra en la primera infancia.
La educación maternal y preescolar ha evolucionado, y nosotros también
¿Por qué los primeros años de vida son los más importantes para el ser humano? Los niños pequeños están más receptivos al mundo que los rodea porque su cerebro se está desarrollando con gran intensidad. Dicho de manera simple, es la presentación del mundo ante sus ojos, incluyendo cómo se perciben a sí mismos.
Cada experiencia, por mínima que sea, nutrirá sus afectos, sus emociones, sus interacciones sociales, su valor, su autoestima, sus habilidades y capacidades. De esta manera, si el niño fue nutrido con afecto y confianza en distintas áreas, como la psicomotriz, cognitiva, emocional y social, éste tendrá las herramientas necesarias para desarrollar su potencial a lo largo de su vida.
En la educación maternal y preescolar, el sistema Universidad Infantil juega un rol importante
En esta etapa, la estimulación del ambiente es importante. Y es aquí donde la universidad infantil juega un rol determinante: los niños tienen la oportunidad de desenvolverse en todas las áreas de forma especializada. En los sistemas escolares tradicionales, los niños generalmente tienen de uno a dos maestros a lo largo del día y las jornadas son largas e ininterrumpidas hasta el receso.
En cambio, en una universidad infantil las clases tienen una duración de cuarenta minutos con la finalidad de aprovechar al máximo la atención del niño y el dinamismo de la clase. A su vez, cada docente es especialista en la materia académica, artística o deportiva que imparte.
Esto tiene múltiples beneficios: los niños forman nuevos vínculos afectivos y sociales, cuentan con retroalimentación constante desde distintos ángulos y perspectivas, reciben la atención adecuada con base en sus características individuales, tienen más oportunidades para el desarrollo de talentos gracias al enfoque de las inteligencias múltiples y aprenden de formas novedosas y estimulantes por medio de juegos y técnicas didácticas diseñados para el máximo desarrollo de sus facultades.
¿El resultado?
El niño tendrá mayor confianza para expresarse, comunicarse y desenvolverse en distintas áreas de forma creativa e integral. En definitiva, la llave maestra de la educación reside en construir sobre buenas bases a tiempo y hacer una gran labor de siembra, ¿no crees?